RESUMEN
Y ANÁLISIS DE COMPROMISO
SOCIAL:
GERENCIA PARA EL SIGLO XXI
Toda
organización independientemente a que se dedique o su razón social de ser,
desde el punto de vista de su funcionamiento y de manejo, el recurso humano es
indudablemente la tarea más compleja que posee la gerencia pues se trata de un
confluir de ideas, pensamientos, expectativas, deseos y disposiciones al
trabajo que individualmente de por sí ya son complejas, la gerencia debe
canalizar todo esto para mantener un nivel de esfuerzo necesario para cumplir
los objetivos de la organización. Como la lectura dice “si las organizaciones
funcionaran como aparatos” nos enfocaríamos en el proceso técnico de la
producción o funcionamiento, pero no es así, el factor humano es tan importante
para la organización que este puede llevar al éxito o al fracaso de la misma.
La constante consecución individual del poder por si sola crea los conflictos
en la organización o al menos la competitividad de sus integrantes, hay
personas dispuestas a sacrificar sus ingresos por este poder, una empresa que
distribuye poder puede resultar una herramienta de motivación o conflicto.
Otras dos características importantes dentro del manejo del recurso humano es
la autoridad y el liderazgo, viendo la autoridad como el “poder ejercido de
acuerdo a normas explícitamente establecidas”, y el liderazgo como la capacidad
de inspirar y motivar al personal o como habilidad en el manejo de conflictos;
son dos importantes temas dentro del manejo de la organización y lo que debería
de ser la cadena de mando.
Decimos
todo esto porque, entendiendo la complejidad del manejo del personal, es para
aclarar que el simple hecho de introducir un concepto de cooperativa o
co-gestión no neutralizara los conflictos derivados de los comportamientos
individuales, pues estos problemas solo cambiaran si son expresados de maneras
diferentes y quizás más difíciles de gerenciar. El pensamiento de que los empleados formen
parte de la toma de decisiones de la empresa plantea por razones políticas como
ideal socialista de distribución equitativa y otra pragmática como modelo de
inclusión que motive y cree un sentimiento de pertenencia hacia la organización
y el manejo de los abusos del poder.
El
reto nace de que cada individuo posee sus propias opiniones, juicios, valores,
intereses y emociones, y llegar a un consenso entre los individuos dentro de
una organización participativa puede más bien complicar la misma, sin embargo
no podemos concluir que la participación valorada de los individuos de la
organización es mala pues depende también de la implantación de la misma. Una
correcta implantación creará compromiso, disposición a postergar recompensas
en beneficio del todo, la eficiente y armónica implantación de decisiones,
obediencia a las normas y ausencia de abuso de poder. Por otro lado, la errónea implantación del enfoque participativo puede causar conflictos por esta misma distribución de poder, lentitud en acordar decisiones y entorpecimiento de los
procesos por falta de conocimiento. Para evitar todo esto debe existir una
verdadera participación, un sentimiento de pertenencia y solidaridad, la
organización debe contar con un personal que tenga como valor la justicia y la
existencia de un liderazgo sólido; todo esto agregado a la cultura resulta
difícil de lograr.
La
cultura es un tema que debe ser alivianado desde el mismo proceso de selección
del personal, pero aun así la cultura social afectara a la cultura de la
empresa, es importante esto ya que la forma en que trabaja una organización en
una cultura especifica sea exitosa no significa que lo sea dentro de otra
cultura porque ésta afectara el comportamiento y los valores pudiendo alterar
el funcionamiento.
En la cultura venezolana podemos ver como predomina la
motivación al poder, a pesar que se oculte ésta motivación porque se nos enseñó
que las ansias de poder es pecaminoso, la orientación hacia el poder ha creado
una alta desigualdad y ésta excesiva búsqueda de poder hace difícil implementar
de manera armónica un sistema participativo porque la cultura se inclina a lo
jerárquico donde se busca cambiar a los de arriba por los de abajo en vez de
buscar disminuir la desigualdad. Esta distribución desigual de poder permite la
existencia del amiguismo que puede ser un elemento negativo o positivo para la
organización.
Este es quizás el mayor obstáculo para la implementación de la
gestión participativa, el individualismo no permite esas condiciones de
solidaridad y justicia como valores que permitan que dicha gestión sea efectiva; los casos de implementación de modelos de cogestión como
ejemplo CUG Alcasa: sus resultados no han sido evaluados objetivamente y el
manejo de las cooperativas han fallado debido a la ausencia de los valores
necesarios difíciles de adaptar en el contexto venezolano.
Esteban E. González C. V-
19.593.245
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